Antes de cambiar tu celular, lee esto

01.02.2014 12:06

Los teléfonos son un artículo de consumo que se reemplazan cada vez con más frecuencia. ¿Cuánto nos dejamos llevar por la moda? ¿A dónde van los que ya no sirven?

 
 

¿Qué pasa cuando un teléfono llega al final de su vida útil? En general, veo que no los estamos dejando envejecer: la mayor parte de la gente suele enamorarse del aparato de moda mucho antes de que su viejo teléfono muera habiendo finalizado su ciclo natural. Al menos, por estas latitudes es un fenómeno social pasarle el aparato viejo a nuestros “viejos” (padres, abuelos), que se conforman con poder hablar y recibir llamadas. También, solemos guardar el modelo viejo de repuesto, olvidado en un cajón, por si alguna vez perdemos el nuevo.

Yo acabo de hacer eso con mi viejo celular, que este año cumplía casi la edad de mi hijo, 7 largos y fieles años de servicio. Con mucha salud aún y un gran historial de golpes y caídas invictas, decidí darle un descanso mientras me adapto al aparato que heredé de mi marido, que a su vez actualizó el suyo. Es la primera vez que tengo un smartphone en mi cartera, y pasada la primera emoción, puedo decir que el cambio tiene sus ventajas. Yo lo uso de una forma muy básica y acotada, pero esencialmente gané tiempo y la posibilidad de leer y responder mails sin abrir la computadora. Todos los demás chiches: bien, gracias.

"Hay que decirlo claramente: la incorrecta disposición de las baterías es perjudicial para el ambiente, incluida la salud humana."      

Los materiales que las compon en, puestos a degradarse en un basural común, pasan a integrar las napas, lo cual contribuye a contaminar las aguas y perjudicar las cadenas alimentarias. En Europa, los fabricantes de teléfonos celulares están obligados a reciclar el material de desecho y recambio gracias a la Directiva WEEE. En el resto de los países, las compañías se ajustan a las leyes locales sobre reciclado de productos electrónicos, que son bastante recientes.

En Argentina, son los operadores del servicio telefónico quienes ofrecen programas de reciclado de baterías. El proceso suele ser el siguiente: luego del acopio y la selección según el tipo, el material se exporta a Bélgica para su reciclado. Como resultado se obtienen: gas que se reutiliza para el proceso industrial, nuevos insumos para fabricar baterías y escorias limpias para obras.

Se dice que en el proceso de reciclaje el nivel de recupero de metales es alto y con poco costo ambiental, ya que existe un sistema de captura y abatimiento de emisiones. Creo, sin embargo, que la mayor responsabilidad viene de la mano de nosotros como consumidores, siempre. Porque a pesar de su efectividad, el reciclaje es un proceso costoso: las baterías viajan a otro país, se utiliza energía escasa y tiempo humano para el proceso. Además, las plantas recicladoras son poquísimas en relación a la magnitud del consumo mundial.

Por eso, cada vez que decidas cambiar tu teléfono te propongo pensar en su ciclo completo y en las formas de reducir su impacto. Informate acerca de las leyes de disposición de residuos electrónicos en tu país y exigí a los fabricantes y proveedores de línea su participación en el reciclaje. ¡O dale una oportunidad más a tu viejo y fiel aparatito!